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Vivir bajo la amenaza del desahucio

POR: GEMA CORTIJO ROMANCE

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Rut minutos antes de su segundo desalojo | Cristina Aznar

Rut y José son un matrimonio de Zaragoza y desde que se casaron, hace más de veinte años, viven en la que, hasta hace unos meses, era su casa en el barrio de Las Fuentes. Rut y José tienen tres hijos. El mayor ya tiene 21 años y, aunque se independizó, al perder su trabajo volvió con sus padres y sigue viviendo con ellos. También tienen otras dos hijas, una de 15 años y otra de tres.

 

“Cuando me casé tenía el piso pagado”, explica Rut, que ha trabajado muchos años como vendedora ambulante y durante mucho tiempo no tuvo problemas económicos. Todo cambió cuando “cogimos un préstamo” y lo iban pagando. La mala racha empezó hace unos dos años, en 2018, cuando afirma que encadenaron una serie de meses con malos resultados económicos. “Luego nació mi hija”, recuerda Rut. Para poder cuidarla intentó abrir una tienda “pero no se vendía” y  “caí en una depresión de caballo”.  Dice que lo pasó muy mal. “Algún problema que tengas en tu mente de tus cosas y tus líos, ese pensamiento que no te deja dormir”, relata.

 

Esta familia zaragozana se encuentra en una situación complicada desde que perdieron su casa en 2018. Ante la situación de vulnerabilidad que tenían, desde la DGA se les ofreció un alquiler social que “pudimos pagar los primeros meses, hasta que nos quedamos sin trabajo”, recuerda Rut. Pese a los problemas, la zaragozana asegura que se estuvo moviendo y llevando papeles a “un montón de sitios”, pero sin suerte. Con tres hijos, sin ingresos fijos y sin otro lugar al que ir, decidieron quedarse en la que durante años ha sido su casa y que ahora pertenece a Ibercaja.

 

Ese mismo año, en 2018, les llegó su primer aviso de desahucio. Ante esto, se movilizaron con Stop Desahucios Aragón para detener el lanzamiento. Desde la consejería de Vivienda del Gobierno de Aragón les ofrecieron una vivienda en Pastriz, un municipio de la provincia de Zaragoza. El consejero de Vertebración del Territorio y Vivienda, José Luis Soro, reconoce que tienen un problema con las casas sociales disponibles en Zaragoza donde, dice, “las viviendas que disponemos para las políticas sociales son pequeñas y no podemos ofrecerlas a familias con muchos miembros”. Por este motivo a la familia no se le puso ofrecer una alternativa ocupacional en la capital aragonesa.

Rut y José decidieron renunciar a la casa “por el desapego familiar” que suponía dejar su ciudad natal en la que vive su familia. Rut explica que esta decisión no la tomaron únicamente porque tienen a toda la familia y amigos en la capital aragonesa, sino por la enfermedad de una de sus hijas. “Con un año la ingresamos en el Hospital Infantil un montón de veces”, confirma su madre. Rut explica que la delicada salud la menor les obliga a “vivir cerca de un hospital”. En la imagen se puede ver un informe realizado por un médico del Hospital Infantil Miguel Servet de Zaragoza que avalaría la necesidad que Rut asegura que tiene una de las menores de permanecer en la ciudad.

 

 

Ahora, ya recuperados, conocen la fecha del próximo lanzamiento, el 1 de febrero de 2021. Asegura la mujer que no está bien, que lo que quiere es tener una oportunidad, una vivienda con alquiler social para poder pagarla y un trabajo que le permita hacer frente a los gastos. Porque, además de pagar un alquiler, tiene que dar de comer a su familia y también poder vestirla. Porque ahora, dice, vive del Ingreso Mínimo Vital, sin otros beneficios.

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Informe médico que refleja la enfermedad de una de las menores y la necesidad de que viva en Zaragoza | Rut
Así se vivió el intento de la ejecución de Rut y José en la calle | Koiné TV

Esta complicada situación la han ido solventando durante unos meses. En 2020 les enviaron una carta con el anuncio de la fecha de un nuevo desahucio, el 11 de noviembre de 2020. La aragonesa afirma que gracias “a la radio, a la televisión, a la Plataforma Stop Desahucios, a la Asociación Gitana y a un montón de gente” que se congregó a las puertas de su casa, no se llegó a ejecutar. “Rut y José se quedan” gritaban en la calle. Al no ejecutarse el desahucio volvieron a entrar en su casa. Estaba vacía, porque lo habían recogido todo en cajas. Solo volvieron a poner unos colchones para poder dormir “bajo un

techo”, rememora Rut.

 

La alegría duró poco, porque apenas unos días después

volvían a recibir otra carta con una nueva fecha para el

desahucio. En este caso, también se paralizó, pero por un

motivo muy diferente. Y es que se habían contagiado de

coronavirus. Fue a través de la novia de su hijo mayor y,

poco a poco, ellos también fueron  dando positivo. Rut

lamenta que sea “gracias al virus” el motivo por el que

todavía siguen en esa casa. Como todos se contagiaron,

Rut asegura que esto impidió a su marido poder seguir

en el trabajo donde le había cogido. Además, Rut habla

del miedo que tienen. “Cómo voy a ir yo a alguna casa de algún familiar estando con el virus”, se lamenta.

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